Cuántas veces hemos escuchado o nos hemos dicho la frase “para luego es tarde” para exigirnos hacer algo ya, o “eso era para ayer”.
Nuestras vidas se han transformado en el mundo del “Ya”. Todo debe ser resuelto de inmediato, sin meditar, en muchos casos sin permitirnos pensar porque el momento es “ya”. No puede ser al llegar a casa o esperar a mañana.
Hoy día hacemos todo a la vez, mientras caminamos o conducimos enviamos mensajes de textos, respondemos llamadas, realizamos una transacción financiera o tomamos un café mientras nos dirigimos a determinado lugar atendiendo una llamada y si es necesario respondemos a los hijos mediante señas porque estamos ocupados.
Vivimos en un mundo acelerado, sobrecargado de estímulos y excesos, nos preocupamos más por el resultado que por el proceso, el grave problema es que a ese ritmo no medimos las consecuencias y a la final terminamos cansados tanto física, mental y emocionalmente, y en muchos de los casos sin los resultados deseados.
No poder con algo no tiene nada de malo, de por si, comprender que no podemos con todo nos hace bien, nos quita cargas que no necesitamos cargar.
Psic. Andrea San Gil
El filósofo Byung-Chul Han en su libro La sociedad del cansancio reflexiona sobre cómo el exceso de positividad nos está conduciendo a una sociedad del cansancio, que produce agotados, fracasados y depresivos.
Estamos tan inmersos en un mundo lleno de obligaciones y compromisos, atados al reloj que nos indica que no lo vamos a lograr, sintiéndonos ahogados, sin disfrutar la vida, el presente.
La paciencia todo lo alcanza
No dejemos que la rutina nos agobie ni atormente por lo que se debió hacer y aún no hemos logrado, debemos practicar la tolerancia y la fortaleza, ejercicios que nos permitirán alcanzar la paciencia.
Y es que la paciencia es la virtud del que sabe esperar, no entendiéndose como resignación, por el contrario, la espera significa esperanza, y resulta protectora porque nos evita el dolor del fracaso por la eventualidad de lo inmediato.
La paciencia es fuerza porque quien espera es capaz de controlar sus pasiones. Tomemos el tiempo suficiente para aquellas cosas que pueden esperar sin causarnos sufrimiento, y al final, podamos saborear el placer de la espera con el resultado obtenido.
La paciencia significa prudencia, dar pasos firmes y seguros para alcanzar los objetivos
Dejemos de ver los relojes, no dependamos tanto del tiempo que nos consume, detengámonos un momento aunque tengamos prisa, y pensemos , que es lo realmente importante, y empecemos a vivir.
Es importante saber desarrollar un alto nivel de tolerancia a la frustración, esto va ligado directamente a la autoestima. Debemos confiar en nuestras capacidades, de esta manera una alta autoestima y elevado nivel de paciencia nos permitirán darle tiempo a todo aquello que no podemos controlar y que sus frutos no dependan de nosotros porque éstos a menudo no llegan de forma inmediata.
La paciencia es la compañera de la sabiduría.
San Agustín
Así que seamos sabios y empecemos a cultivarla:
- Siendo coherentes
- Sin ser tan exigentes con nosotros mismos
- Sin exageraciones, tomando tiempo para pensar
- Siendo realistas
- Asumiendo responsabilidades
- Viviendo el presente, olvidando el pasado y no anticipándose al futuro
- Sabiendo reconocer lo que realmente depende de nosotros.
Los beneficios de desarrollar el autocontrol y la capacidad de espera, con expectativas ajustadas y no idealizadas o excesivas, permiten que la recompensa sea mayor.
Muchas veces nos preocupamos tanto por lo que queremos lograr que se nos olvida disfrutar lo que ya logramos
Psic. Andrea San Gil
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