Psicología Sincera

Ayudar a otros tiene sus límites

Ayudar a otros también tiene limites

Desde pequeños nos han enseñado que ayudar y ser solidarios con los demás, es bueno. Dar ayuda a las personas es un acto de generosidad al mostrar que quieres el bien para tu prójimo; y pedir ayuda supone un acto de humildad, al admitir tus limitaciones.

El recibir y dar apoyo es señal de una sana relación.

Sin embargo, es importante preguntarte:

¿Sabes cómo y cuándo ayudar? ¿La ayuda tiene límites?

Cuesta saber cómo ayudar , y cada quien apoya de la mejor manera que sabe y puede. Sin embargo, no toda ayuda significa que estas contribuyendo a la solución de un problema.

Es común pensar, que ayudas con decirle a otra persona qué debería de hacer pero, ¿te lo ha preguntado? Habitualmente las personas saben lo que tienen que hacer, lo que cuesta es tomar la decisión

Es importante que tengas claro que sólo ayudas cuando la persona desea la ayuda y se siente ayudada. Para ayudar debes dejar de pensar qué crees que es mejor y debes esperar a conocer qué necesita de ti. Aprende a no dar tu ayuda a quien no te lo ha pedido.

Otra razón de por la que se suele prestar  ayuda es para evitar que otros se equivoquen, ten claro que no puedes vivir la vida de otra persona, ni tomar sus decisiones, con ello impedirás que desarrollen la confianza en sus capacidades y en sus propios recursos. Equivocarse les permite aprender y madurar.



Encontrarás aquel tipo de personas que intentan ayudar en todos los problemas, hasta el punto de asumirlos como suyos, son rescatadores natos, comportamiento que se denomina El Síndrome del Salvador.

El salvador necesita sentirse necesitado, con una fuerte tendencia a buscar gente que necesite apoyo, es controlador,  pretende resolver la vida de las personas, asume la responsabilidad de ayudar al otro continuamente, resolver todos sus problemas, hasta el punto de dejar a un lado sus propias necesidades pensando en el bienestar del otro, al que protege en unos casos,  de forma asfixiante.

En casa se presenta frecuentemente, en la relación padres e hijos, y especialmente  con los más pequeños. Los padres recurren al instante a resolver lo que los niños no pudieron en un primer intento.

Deja que hagan lo que puedan por sí mismos y luego ofrece tu ayuda si crees que es necesaria.Que sea él o ella quien te pida ayuda y, mientras llega ese momento, déjalo aprender y mejorar.  Permítele que también aprenda a pedir ayuda cuando lo necesite.

Demasiada ayuda puede crear debilidad, indefensión y dependencia en el otro.


Uno hace más fuerte a alguien cuando lo ayuda un poco. Pero lo debilita cuando lo ayuda mucho.

Buda

Aprende que ayudas al otro  resaltando sus  cualidades, permítele reconocer sus capacidades de resolver,  solucionar y crecer en las dificultades.


La ayuda tiene sus límites

Ayudar a otros tiene sus limites

¡Si, aunque suene egoísta  la ayuda tiene límites y es conveniente establecerlos!

Los límites de quién da la ayuda y los límites de quien la recibe. Entre ambos hay un espacio y un equilibrio que debes respetar. Aprende a reconocer cuando ayudamos dando y cuando ayudamos sin dar.

¿Cómo saber cuándo tu ayuda, no ayuda?

Los siguientes principios pueden servirte para  determinar cuándo tu ayuda no está ayudando al otro:

  • Haces las cosas, y no permites que las haga por sí solo.
  • Asumes su responsabilidad, no permite que enfrente las consecuencias de sus acciones.
  • Tu ayuda no le permite desarrollar al máximo sus potencialidades.
  • Tu ayuda se convierte en una zona de confort para el otro que le impide crecer.

4 maneras sencillas ¿Cómo aprendes a no ayudar?


Es importante tener claro, que no se trata de abandonar a quienes quieres a su suerte, sino de dosificar tu grado de intervención, no por ello dejarás de amar o de ser buena persona, sencillamente es ayudar a esa persona a que pueda encontrar su propio camino. ¿Cómo?

  1. Deja de apadrinar y aprende a decir no.
  2. Aprende a confiar y deja que el otro encuentre su propio camino.
  3. Vuélvete egoísta, lo que permitirá al otro profundizar en su interior y descubrirá sus propias capacidades.
  4. La ayuda de un terapeuta profesional es importante cuando resulta difícil reconocer los límites y romper con esa dinámica.

Más que cualquier ayuda, la mayor muestra de amor que puedes ofrecer a las personas, es  permitirles Ser, de esta manera construirás relaciones sanas y valiosas.

¿Reconoces que eres de las personas que siempre están prestando ayuda a otros sin que te lo pidan? ¿Te cuesta poner tus límites incluso cuando sientes que los demás no están cómodos con tu ayuda?

Puedes acudir a psicoterapia donde recibirás la ayuda que necesitas para lograr encaminarte en el proceso de conocimiento personal.

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