Psicología Sincera

Dependencia De Pendiente Emocional

Conoce más sobre la dependencia emocional

Advertencia: Esto no es un típico post de dependencia emocional.

Al leer este post puede presentar alguno de los siguientes síntomas (o varios): darse cuenta; sentirse identificado en diversos aspectos de su vida o de la de una amiga de una amiga de su amiga (no todo el tiempo es uno). Sentimientos Contradictorios de necesitar cambiar pero querer que todo permanezca igual o como antes, también puede manifestar una tristeza revolucionaria en medio del pecho, ganas de seguir pendiendo o de caer, de bloquear o de llamar a su ex (o futuro ex), 

Lea bajo su propio riesgo o salvación


La Real Academia Española define la palabra pender (Del lat. pendēre) como el  acto de una cosa/persona de estar colgada, suspendida o inclinada. Estar subordinado a alguien o algo. O también como el dicho de un pleito o de un negocio: que parece estar por resolverse o terminarse.


Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia, solo basta interiorizarlo un poco para hacerlo psicológico, de todas formas, más adelante me extenderé en los conceptos técnicos, ahora me quiero quedar con lo real y he llegado a conclusión de que la mejor manera de saber qué es la dependencia emocional, es estando en una dependencia emocional -la experiencia casi siempre funciona como protagonista- o vi(vi)endo a través de ejemplos; historias, personas, películas, o series que nos permiten ojear tras bastidores de cómo es una relación de este tipo, darnos cuenta de que tras lo poco amigable y técnica que puede resultar el titulo o la impresión diagnóstica de lo que “dependiente emocional” significa, es de lo más usual siendo uno de los motivos más frecuentes de consulta psicológica y generalmente está entretejido a otros síntomas como desequilibrio emocional, ansiedad, tristeza profunda o ira, y baja autoestima….


 Elizabeth Gilbert escritora estadounidense mundialmente reconocida por la novela “Eat, Pray, Love” describe en la misma, la vida y las revelaciones de Liz,  una mujer que acababa de darse cuenta que quería salir de su matrimonio, ya que no se hallaba, no era feliz y decide ir en búsqueda de Dios –sea lo que sea que eso signifique- describe en su novela  el anhelo de una espiritualidad que también le permitiese disfrutar de los placeres “terrenales” y conciliar algún tipo de equilibrio, obviamente la novela es mil veces mejor que mi intento de síntesis, pero a lo que quiero llegar es que en ese escape de la infelicidad y de amor rutinario, Liz conoce a un hombre llamado David del cual describe:


“Pero, ay, qué bien la pasamos durante aquellos primeros meses en que él aún era mi héroe romántico y yo aún era su sueño viviente. Nunca había imaginado que pudiera existir tanta emoción y tanta compatibilidad. Nos inventamos un lenguaje propio. Hacíamos excursiones y nos perdíamos por las carreteras. Subíamos a pie, bajábamos a nado, organizábamos viajes por el mundo. Haciendo cola en el Departamento de Vehículos Motorizados nos divertíamos más que la mayoría de las parejas en su luna de miel. Nos pusimos el mismo mote, para que no hubiera diferencias entre nosotros”

Elizabeth Gilbert (2007) Eat, Pray, Love

Y con este párrafo de la vida de Liz y su historia con David, quiero resaltar el origen y la base de la dependencia emocional, los pequeños o grandes momentos de placer, de contentamiento, de satisfacción de necesidades inter e intrapersonales, que fomentan y permiten que exista un vínculo, algo de lo que vale la pena “pender”, a lo que me pueda aferrar aún en la adversidad de los síntomas negativos esperando desesperadamente que algunos de estos pequeños y favorables momentos aparezcan, como una luz al final del túnel, un intento de salvación; de que todo puede mejorar (en la relación o incluso en la vida, porque eso es lo que pender significa, que necesito aferrarme a este vínculo, a esta persona como si mi vida dependiera de ello, por qué si caigo, qué será de mí).



“Lo cierto es que me había hecho adicta a David (en mi defensa debo decir que él lo había propiciado por ser una especie de hombre fatal) y ante su falta de atención cada vez mayor yo empecé a sufrir unas consecuencias fácilmente previsibles. La adicción es típica en todas las historias de amor basadas en el encaprichamiento. Todo comienza cuando el objeto de tu adoración te da una dosis embriagadora y alucinógena de algo que jamás te habías atrevido a admitir que necesitabas —un cóctel tóxicosentimental, quizá, de un amor estrepitoso y un entusiasmo arrebatador—. Al poco tiempo empiezas a necesitar desesperadamente esa atención tan intensa con esa ansia obsesiva típica de un yonqui. Si no te dan la droga, tardas poco en enfermar, enloquecer y perder varios kilos (por no hablar del odio a quien que te ha fomentado la adicción, pero que ahora se niega a seguirte dando eso tan bueno, aunque sabes perfectamente que lo tiene escondido en algún sitio, maldita sea, porque antes te lo daba gratis). La fase siguiente es la de la escualidez y la temblequera en el rincón, sabiendo que venderías el alma o robarías a tus vecinos con tal de probar eso una sola vez más. Mientras tanto, a tu ser amado le repeles. Te mira como si no te conociera de nada, como si jamás te hubiera amado con una pasión fervorosa. Lo irónico del asunto es que no puedes echarle la culpa. Porque, vamos, mírate bien. Eres un asquito, un ser patético, casi irreconocible ante tus propios ojos. Pues ya está. Ya has llegado al destino final del amor caprichoso: la más absoluta y despiadada devaluación del propio ser”

Elizabeth Gilbert (2007) Eat, Pray, Love

Yonki es la terminología usada principalmente en España y otros países de Europa para referirse a un adicto a sustancias ilegales (drogas) que consume a diario y que les cuesta o no pueden reconocer su adicción, esto tiene estrecha relación con lo que Dependencia Emocional significa ya que es un patrón de comportamientos adictivos que suceden en la vinculación con el otro, en este caso la pareja, pero también puede surgir en contexto de amistad, o familiar (relaciones madre/padre e hijo) en el que existe una desigualdad en el rol estando uno “por encima” del otro, uno siendo sostenido y el otro sosteniendo, el que depende y del que dependen.


J. L. Sangrador (1998) lo  llama la “necesidad patológica del otro” como si de una droga se tratara, se vuelve necesario para sentirme bien, a gusto, para desenvolverme en mis actividades diarias, cada vez se necesita más; una dosis más alta de cariño, de atención, de reconocimiento del otro, de llevar la relación a un nivel más alto de reciprocidad, donde quién depende da, da y da, se entrega esperando ser correspondido.


Y como el mismo Freud hablaba de relaciones complementarios, un rol no puede subsistir sin el otro y las relaciones asimétricas por naturaleza, con roles tales como el que depende y el que sostiene, el que da y el que recibe; siempre tiene que existir una contraparte del rol, por eso quien da repetidamente se vuelve dador y el otro recibidor, y cambiar esa dinámica psíquica, romperla, requiere de un cambio total no del uno, sino del otro. Donde, por lo característico en las relaciones de dependencia uno se torna “frio” y el otro “cálido”, intentando con su fuego descongelar al otro, sensibilizarlo, comprenderlo. Y el otro fiel a su naturaleza, a la estructura en la que ha sido conformada se aleja, se resguarda, se mantiene cómodo en su manera de ser, y en el poder que radica sostener a alguien.


De esta forma se crea un círculo vicioso insano y desadaptativo, en el que comienza como la historia fenomenal relatada por Elizabeth Gilbert con momentos agradables, cinematográficos, donde la felicidad está a flor de piel y las necesidades (lo que siempre busque o desee) son suplidas y solo falta una canción de fondo –e incluso hay momentos en los que quizá, si tengan alguna canción de recuerdo- ya que es el punto de partida, donde se conforma, la primera probada a la droga del “amor” donde se supone “todo está bien”.


En este punto entran a coalición dos necesidades básicas que tenemos los seres humanos, las necesidades interpersonales e intrapersonales.


  • Interpersonales: En relación con los otros (sociabilidad, compartir, recibir y dar afecto)
  • Intrapersonal:  En relación a mí mismo como individuo  (sentir seguridad, amor propio, (auto)reconocimiento, valía, independencia y realización)

El otro quizá en esos momentos y flashes cinematográficos de convivencia es normal que supla necesidades interpersonales que son esperadas y necesarias en cualquier relación, incluso en las sanas, pero existe una línea muy fina –en casos de la dependencia emocional finísima o carente- donde no distingo donde termina el otro y donde empiezo yo, confundiéndose hasta qué punto el otro suple una necesidad interpersonal o intrapersonal. Entonces, no me siento seguro por mi cuenta pero si en compañía del otro, o no siento que valgo sino hasta que esa otra persona me lo diga o me lo demuestre. El otro comienza a llenar mis agujeros que debo a llenar yo, como las personas que utilizan ciertas sustancias para aliviar malestares internos (beber para olvidar, fumar para relajarme, etc). Allí es donde no me uno al otro como piezas diferentes de un mismo rompecabezas  sino que me mezclo, como unir plastilinas de varios colores para obtener como resultado una masa gris.


En esto de conseguir en el otro alivio para mis necesidades o males internos, lo idealizo, ya que se convierte en la solución, en una especie de droga que necesito para sentirme bien conmigo, protegido, amado, querido. Desencadenando la pérdida de identidad, ya que si él o ella es quien suple mi necesidad, hace algo que yo no puedo por mí, el/ella vale incluso más que yo, mi vida depende de esa persona. Es en cierta instancia, volver a cuando de bebes se vive de la leche materna o del cuidado de la madre, donde el infante aún no conforma su “yo” su identidad sino que se siente parte de “mamá”, porque su vida depende de ella, y donde lo importante es ella. En esta etapa surgen pensamientos tales como “Sin ti no soy nada”, “te necesito”, y promesas tales como “te juro que cambiaría mi felicidad por estar a tu lado” esto sucede a nivel cognitivo.


A nivel social surge la necesidad de afecto, de interés del otro por el vínculo, por el dependiente, el temor de que “nadie me querrá como tú”, del tiempo perdido “qué será de todos los momentos”. A este nivel, como si se tratara de una droga, ya nunca es suficiente.


“Nunca es suficiente para mí,

Porque siempre quiero más de ti

No ha cambiado nada mi sentir

Aunque me haces mal te quiero aquí”

Natalia Lafourcade (2015) Hasta la Raíz

También, puede ocurrir el hecho de cercarse, alejarse de las relaciones sociales e interpersonales que no están de acuerdo con la relación o con las decisiones que toma la persona dependiente por estar con su pareja, cabe distinguir esto del maltrato, el maltrato directo ocurre cuando el otro, solicita que quién depende no frecuente amistades o familiares, lo cual es un llamado de atención a que más allá de dependencia emocional se puede estar siendo víctima de violencia en especial si viene acompañado de la desvalorización por parte del otro; insultos o comentarios despectivos, o golpes para lo cual se recomienda urgentemente buscar ayuda no solo psicológica sino jurídica y en centros de atención. Es dependencia si es por voluntad propia de quién quiere permanecer en el vínculo, decide hacer caso omiso a recomendaciones o llamado de atención de otros vínculos cercanos.


En cuanto a lo afectivo; la ansiedad se convierte en la protagonista y el temor a la pérdida del otro, el gran miedo ante la posibilidad de separación o ruptura, por lo que comienza la búsqueda implacable por el otro; actividades extra para llamar su atención, regalos, demostraciones públicas, un altruismo patológico donde se dobla la entrega, junto a sentimientos  de celos, inseguridad de que consiga alguien más, en ocasiones, síntomas psicofísicos –reales- para llamar su atención, presión en el pecho, dificultad respiratoria, incluso pesadillas y un temor extremo a la soledad.


 LLAMADOS DE ATENCIÓN


  1. Si te sientes identificado con uno o algunos de los puntos antes mencionados, es necesario prestar alerta a cómo te estas sintiendo en esta relación, si es más pena que alegría lo que sientes es necesario revisar.
  2. La opinión respetuosa de los amigos o familiares cercanos a quienes aprecias es importante, existen ocasiones en los que es difícil ver o identificar ciertos aspectos de dependencia emocional, es importante revisar más allá de la molestia de los llamados de atención y la intromisión: ¿Qué tan de cierto tiene eso que me comentan?
  3. La mayoría de las personas que son dependientes emocionalmente de alguien manifiestan haber sido víctima de violencia (emocional, psicológica o física) por su pareja, es importante prestar atención y darse cuenta que la violencia siempre evoluciona, poco retrocede, nunca se queda estática. Busca ayuda.

POR ÚLTIMO Y MÁS IMPORTANTE


  • Dependencia emocional NO es Amor.

El amor te proporciona seguridad no inseguridad, te valida no te invalida. Está contigo porque quiere y coopera activamente para que eso suceda. Es reciproco.


  • Estar con el otro porque “te quiero” y no porque “te necesito”
  • Buscar una relación sana de pareja, es –válgame la redundancia- parejo, es decir en igualdad de condiciones, no uno por sobre el otro, no uno salvando al otro, sino los dos apoyándose mutuamente, caminando juntos tomados de la mano, no empujándose o sosteniéndose.
  • Si no te sientes bien, por allí no es.
  • El amor vale las alegrías y no las penas.

¿QUÉ HACER?


Lo primero es rescatarte, vivenciarte, sentirte, colocarte en primer lugar. Amarte a través de tus ojos, de tu piel. Darte cuenta, de lo que eres y quien eres.

Buscar apoyo de quienes sientan te puedan acompañar y no te hieran, lo que viene, si decides no (de)pender es caer, tocar suelo pero sentirte, por ti misma, sanarte, por ti y limpiarte por ti. Protagonizar tu propia historia, un dolor sanador que es diferente a un dolor que solo duele y no tiene esperanza de sanar. Y en ocasiones, está bien pedir ayuda de alguien que ames y te amé –recíprocamente- a ayudarte.


Psicoterapia, psicoterapia y – ¿se me olvidaba algo?…. ah si- Psicoterapia. Ya que es necesario adentrarte en este proceso de autodescubrimiento y sanación, recuperar tu autoestima, tratar con los síntomas, y sensación de malestar.
     Haz algo por ti, de ti para ti, forma parte de priorizarte, haz una lista de todo lo que has dejado a un lado que te gustaba y empieza poco a poco a hacerlo.


Recuerda quién eres, quién eras y quién quieres ser.   


Existe mucho más de qué hablar con respecto a este tema, considero que todos en algún punto pasamos por una dependencia emocional que nos enseña a amarnos y priorizarnos a nosotros mismos, es un proceso necesario de adaptación  que conlleva un aprendizaje, espero te haya gustado porque disfrute mucho el proceso de hacerlo, tome algunas escenas de un libro que me encanta y de una canción también, porque pensándolo mucho desde un tema cultural a veces el amor romántico pasa como si fuera dependencia emocional y lo vemos inmerso en nuestra cultura, es algo súper común, de hecho, te voy a invitar a ser parte de este articulo comentando aquí abajo en la página de Psicologia Sincera que canciones, películas, series o novelas, has visto que hablen de este tema (he escuchado una que otra canción de Shakira al respecto) entonces bueno, allí está la invitación y seguramente estos días estaré abordándolo más el tema “psicológicamente” a través del feedback de los comentarios o de lo que surja.


Muchisimas gracias, un abrazo.

Psic. Evelin Rendón

FVP-13483

@psicoespontanea

Miembro del Equipo de Psicología Sincera


9 comentarios

  1. Me identifiqué mucho, hace 2 años atrás era parte de las personas que tiene dependencia emocional. Hoy luego de varias terapias, luego de haber salido del hueco tóxico dónde me había estancado por falta de amor propio. Leer esto me genera una paz pues me doy cuenta del cambio que he dado y que sin duda debo agradecer a la Psic. Evelin Rendón por su acompañamiento durante mi proceso. Admiro su profesionalismo y se que será una mujer de éxitos.

  2. DIOS te bendiga, siga dando sabiduría, inteligencia, discernimiento, revelación, muy bien y bueno el articulo, actual y vivencial, se identifica, se toma las recomendaciones y se aplica para mejorar y tener la calidad de vida que nos merecemos y que ustedes como equipo Psicología sincera, se ocupan en hacer para ayudar a quienes necesitan ese conocimiento, consejo y aplicarlo a su vida.

  3. Me encanto este articulo, esta genial la comparacion con la cancion, apenas lo pense y me vino a la mente «tu tanta falta de querer» Mon laferte. Creo me identifique con una sola experiencia que tuve, las demas veces he sido codependiente , me gustaria saber mas de eso tambien jajaja, pero ser dependiente para mi fue horrible desde mi experiencia.

  4. Una película sobre éste tema que es increíble de ver es “My king” es francesa originalmente.
    Me encantó el artículo, gracias

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